Como muchas personas de mi generación, me tocó crecer en una sociedad conservadora y machista de la que no fui tan consciente, pues veía como algo cotidiano y normal diversos sesgos respecto al rol y a la capacidad de la mujer. En los últimos años, esta falta de equidad y de justicia ha sido uno de los temas sobre los cuales hemos tomado mayor conciencia, y si bien se ha avanzado, ha sido a pasos muy lentos en diversos escenarios, uno de ellos, el profesional.
Si tuviera que hacer un breve paréntesis para comentar mi experiencia, recuerdo que, en mi paso por la universidad, los prejuicios y limitaciones estaban presentes desde el momento en que los estudiantes elegían la carrera: era poco usual encontrarte con mujeres cursando carreras como la de ingeniería, ellas optaban generalmente por profesiones que requerían habilidades consideradas “blandas”, por ejemplo, ciencias de la comunicación.
Ya en mi etapa laboral, escuchar frases como “no puede haber mujeres en ternas para un cargo como este” o “si contratas a una mujer, más adelante saldrá embarazada y se ausentará por meses”, eran una constante en diversas empresas. Asimismo, era común apreciar en distintas organizaciones un prejuicio en los gerentes: si el gerente era hombre, ya tenían preconcebido qué puestos eran para las mujeres, y qué puestos, para los hombres. Incluso, he escuchado a mujeres en posiciones gerenciales decir que determinados puestos son mejores para un hombre.
Lamentablemente, este tipo de situaciones reflejan un problema que no solamente existen en nuestro país, también las encontramos en nuestra región. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Latinoamérica existe una segregación ocupacional, que ha llevado a que la presencia femenina predomine en las áreas consideradas “blandas”. Así, las mujeres representan el 64% del total de empleados en Recursos Humanos, el 63% en Comunicaciones y Relaciones Públicas y el 53% en Responsabilidad Social. Mientras que, por el contrario, en áreas consideradas “duras” como Comercio Exterior, Operaciones e Informática, las mujeres representan menos del 35% de los empleados.