En estos momentos de pandemia se ratifica la importancia de trabajar en conjunto y de aportar desde donde estamos para hacer sostenible nuestra tan golpeada economía. Nos toca trabajar y apoyarnos entre todos para que la rueda nuevamente empiece a girar y que la reactivación económica sea total, pero no solo pensando en el presente, sino también en el futuro.
La pandemia del Coronavirus ha tenido un impacto muy grande en el Perú. Estamos dentro de los países con mayor cantidad de contagios en el mundo; y lamentablemente, hemos sobrepasado las 20 mil víctimas fatales por COVID-19.
Sumada a la emergencia sanitaria, la crisis económica en nuestro país es la más fuerte de los últimos 130 años, desde la ocasionada por la Guerra del Pacífico (1879-1883). Nuestra economía va a tener una de las contracciones más fuertes en el mundo, con una reducción estimada del 12% del Producto Bruto Interno vs el año 2019. Además, según la Encuesta Permanente de Empleo para Lima Metropolitana, el empleo dependiente formal e informal, cayó en -52% y -59% entre marzo y mayo, respectivamente.
Esta crisis también nos concentra en reflexionar sobre la realidad de nuestro país y las décadas de debilidad institucional y desinversión en infraestructura y salud pública que nos pasan la factura hoy, cuando más hace falta.
El golpe ha sido durísimo, y sus efectos en muchos casos se van a seguir presentando en el mediano y largo plazo, pero también nos presenta la oportunidad de solucionar otra crisis de mucha importancia, la unión entre todos los peruanos. Las empresas privadas y la sociedad civil debemos enfocarnos en una agenda que promueva el desarrollo, la generación de empleo, la reactivación, el crecimiento económico y la inversión en infraestructura pública que garantice siempre el bienestar de las personas y nos permitan estar mejor preparados para momentos como el que pasamos actualmente.
Dentro de esa agenda para promover desarrollo se encuentran políticas que traen enormes beneficios al país en lo económico, lo social y lo ambiental; como la masificación del Gas Natural, energía 100% peruana que proviene mayoritariamente del yacimiento de Camisea.
Durante los últimos 15 años, nuestra economía se volvió más competitiva gracias al uso del Gas Natural. Este recurso, abundante en nuestro país, es la fuente de energía más barata en comparación con todos sus sustitutos en todas sus categorías (carbón, diesel, GLP y electricidad en el hogar). Es tan competitivo frente a los demás combustibles, que el Gas Natural distribuido en Lima y Callao ha permitido generar ahorros para la economía de alrededor de US$ 22 mil millones desde el año 2005, lo cual equivale al 80% de la pérdida de Producto Bruto Interno que se espera tener en nuestro país este año por los efectos de la pandemia (US$ 27 mil millones).