GNV en el Perú, eficiencia y sostenibilidad
El Perú tiene sobre sus hombros un serio problema equivalente a un alto riesgo para su medio ambiente: su campo automotor se rige bajo la normativa de emisiones Euro 4, la cual, si bien reduce los niveles contaminantes permitidos, aún avala el uso mayoritario de fuentes de energía que no son amigables con el ecosistema del país.
Esta regulación, además de ello, presenta un retraso de 15 años frente a la normativa de países desarrollados (Euro 6), la cual privilegia el uso de combustibles sostenibles y que ya viene siendo asumida por varios países de América Latina, entre los que lamentablemente, todavía no se encuentra nuestro país. Ello pese a que poseemos fuentes energéticas para seguir esa senda.
Pero, ¿por qué contar con esta normativa parece ser un camino lejano para el Perú? Uno de los factores, y quizás el principal, es el mito que considera que la energía eléctrica es el único combustible limpio que permitiría una transición del país hacia una movilidad sostenible. Y ello no es cierto.
El Perú cuenta con un combustible limpio y económico que tiene presencia en nuestro mercado desde hace varios años y que cuenta con una regulación vigente que le permitiría su masificación y resolver el problema de la contaminación por emisiones en el corto plazo.
Por el contrario, si el paradigma de la energía eléctrica como único combustible limpio persiste, se podría condenar al país a aplazar por más tiempo la sustitución de combustibles contaminantes y caros como el diésel, generando mayores consecuencias a la salud de los peruanos. Y es que para que energías limpias como la eléctrica o el hidrógeno sean una realidad en el parque automotor peruano, se deben resolver una serie de interrogantes por resolver como el mayor costo de los vehículos eléctricos, inversión en infraestructura, la autonomía de las baterías y su disposición, los cuales podrían demandar varios años.
En cambio, el GNV puede sustituir al diésel en este momento, sin incurrir en altos costos ni en riesgos. Ello sin duda es factible, pues se trata de un recurso que cuenta con normativa, tecnología, infraestructura, experiencia y una capacidad de mano de obra que ha sido construida durante 30 años. Estos factores hacen del GNV un recurso que puede ser aprovechado hoy -y no mañana- para tener una movilidad sostenible, con estándares internacionales.
A ello se suma que el gas natural es un recurso propio del Perú de producción local, lo que nos da autosuficiencia energética mientras se da la transición hacia otros combustibles limpios, como el eléctrico o hidrógeno, que, como dijimos, es un proceso que puede tomar varios años. Pero incluso cuando ello suceda, el GNV puede y debe convivir con esas otras energías, debido a los múltiples beneficios y por la seguridad que puede dar a la canasta energética.
Ante lo expuesto, surge la pregunta: ¿qué es lo que falta para que el GNV sea considerado como un combustible limpio que pueda hacer que la movilidad transite hacia la sostenibilidad hoy? Primero, tomar conciencia de su real dimensión y, segundo, exigir y materializar con mayor fuerza las leyes existentes en torno al gas natural, que permitan acelerar su masificación. En resumen, todo pasa por tomar la mejor decisión costo-eficiente.
Estos factores son clave para lograr un mayor avance del GNV en el Perú, sobre todo si tomamos en cuenta que este recurso apenas tiene una presencia estimada del 6% en el parque automotor peruano, el cual es dominado por el diésel y la gasolina. Esta mínima participación demuestra que aún queda mucho trabajo por hacer para darle la debida importancia a este recurso, el cual emite un 99% menos material particulado (hollín emanado por vehículos que ocasiona enfermedades respiratorias y cardiovasculares) que los combustibles más usados actualmente.
A todos estos beneficios se suma uno que ha sido expuesto en diversas ocasiones por los actores del sector. Este es el bajo costo del GNV comparado con el diésel, la gasolina y el GLP. Este recurso ha mantenido un precio estable en casi una década y en la fecha se sitúa en S/ 1.5 por metro cúbico, un 50% más barato que la gasolina. Dicho factor puede generarle a un taxista un ahorro de hasta S/ 12 mil anuales respecto a la gasolina, combustible cuyo valor se rige de los precios internacionales.
Este es uno de los factores que hacen del GNV un recurso altamente rentable, aspecto que se complementa con los precios de los vehículos de GNV y con el bajo costo que implica convertir un vehículo de gasolina a GNV, inversión que es recuperada en cuestión de pocos meses con los ahorros que genera el uso del recurso.
Por esta y todas las razones expuestas, se hace urgente y necesaria una mayor celeridad de la masificación del GNV y considerar a este recurso como una de las mejores vías (sino la mejor) costo-eficientes para que el Perú tenga un transporte sostenible en el breve plazo. Ello permitiría que más empresas y transportistas migren a un combustible que les será beneficioso a ellos y a la sociedad peruana.