Con 1.4 millones de hogares con gas natural en Lima y Callao, es decir, más del 60% de la población de nuestra ciudad conectada a este servicio -principalmente de los niveles socioeconómicos C, D y E- se puede decir que la masificación de este recurso es una realidad. Sin embargo, estos alentadores resultados son una isla dentro de nuestro país, pues el modelo de masificación utilizado en Lima y Callao, -donde tenemos el 50% del PBI nacional y el 30% de la población en una extensión geográfica equivalente al 4% del territorio nacional- no es hoy replicable en otras regiones.
La alta demanda del gas natural en Lima y Callao depende en gran medida del sector eléctrico e industrial. En la actualidad, de los algo más de 700 millones de pies cúbicos por día que se consumen en Lima y Callao, más de 600 millones corresponden a las generadoras eléctricas y a la gran industria.
Es este alto consumo de gas natural el que ha provocado que se hayan realizado grandes inversiones en infraestructura en Lima y Callao, que hoy son remuneradas a través de tarifas menores a las de los combustibles sustitutos. Esto además ha sido beneficioso, tanto para los usuarios del servicio eléctrico como para las industrias, ya que han generado un importante ahorro a partir del uso de gas natural en lugar de los combustibles sustitutos.
Pero ¿por qué ese modelo no se puede replicar en otras regiones? En la gran mayoría de ciudades del interior del país no contamos con grandes consumidores como las generadoras eléctricas o las grandes industrias y, por ende, la demanda por este recurso es muy baja (básicamente para uso residencial y vehicular). Por eso, las inversiones en infraestructura no son económicamente viables, pues al existir una baja demanda, las tarifas que se necesitarían para remunerar las inversiones serían mayores a las de los combustibles sustitutos, hecho que no permitiría beneficiar con el gas natural a las poblaciones más necesitadas.
Ante este contexto, el rol de la masificación en el interior del país debe recaer en el Estado, quien debe analizar ciudad por ciudad la conveniencia de llevar gas natural, no solo desde el punto de vista económico, sino social. ¿Y qué medidas deben tomarse para su masificación? En primer lugar, debe seguir el ejemplo de países como Argentina y Colombia, construyendo ductos de alta presión para llevar el gas natural hasta las puertas de las ciudades y tender redes de distribución hasta los hogares con recursos públicos.